Estancado

estancado

¿Te has sentido así alguna vez? En la mayoría de los casos, la respuesta a esta pregunta será afirmativa. ¿No es… Una «puñeta»? Es verdad que hay gente que no lucha, que pasa por la vida cual ameba y que poco o nada le importa lo que sucede a su alrededor. Ellos sólo quieren pasar por la vida sin problemas, tranquilitos, relajados… Lo que pase a su alrededor se las trae al pairo

Pero, yo no se muy bien por qué, no puedo ser así. Me gusta moverme, probar cosas nuevas, intentar mejorarme día a día, conseguir retos, metas, objetivos… Que bonito suena, ¿verdad? De un tiempo a esta parte, se ha convertido esto en algo muy distante, algo casi idílico. Porque, por mucho que haga, aunque le ponga todo el empeño, sea una mosca cojonera, o intente conseguir ese reto… Todo parece emborronarse, alejarse, enturbiarse.

Y es cuando uno se siente estancado, que por mucho que haga, no se mueve del sitio. Es cuando vienen los desánimos, las depresiones y toda esa serie de síntomas y síndromes que nos hacen entrar en ese estado de decaimiento, casi en estado vegetativo.

Es triste. Mira que uno le pone ganas, pero siempre terminan poniéndole la pierna encima. 

De todas maneras, se que esto es pasajero. Antes o después, quien mismo trajo este pesar se lo llevará.

Tiempo al tiempo, que es quien único puede curarte. Y siempre con la mirada al frente y arriba. No ganamos nada y podemos perdernos mucho mirando al suelo o atrás. Es sólo una racha. Una de tantas que nos trae la vida y que tenemos que aprender a sortearla.

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