Es curioso cómo puede ser la vida, cual “montaña rusa”. En un momento puedes estar en lo más alto, disfrutando de las vistas, notando el aire en tu cara al viajar a una velocidad de vértigo… Y, al momento siguiente, caer estrepitosamente, sin freno, todavía más rápido de lo que navegabas en la más alta cima. Luego tomar pequeños remontes, subidas y bajadas menores, algunos tirabuzones y espirales mareantes. Pero, como siempre, lo que verdaderamente importa es el resultado final, cuando te bajas del vagón y experimentas, o una sensación vomitiva, o la mayor de las felicidades. Cuán importante es el desenlace…
Cuanto menos, curioso. Yo aun estoy en el recorrido. Cuanto quisiera que al final de la vía, la felicidad, la ilusión y las ganas de repetir fuesen el estado de ánimo predominante. Sólo hay una forma de saberlo y es seguir subido a esta atracción que define nuestra vida.
Al menos ese resultado final nos mantiene motivados durante le recorrido 😀