Dónde quedó el respeto…?

Parece que hoy en día, esta palabra se infravalora o, simplemente, se ha olvidado. Aquello del «muchas gracias»«buenos días/tardes/noches»«de nada»… Todo quedó en algo que llamamos pasado. Y no sé si serán cosas mías, pero poco a poco se está volviendo a implantar en esta sociedad en la que vivimos algo que, desde mi ignorante punto de vista, había dejado de estar tan patente. Me refiero a las clases o grupos sociales. Algo tan absurdo y materialista como creerse mejor que otra persona por el simple hecho de tener más o poder adquisitivo que otro, o tener un trabajo en una empresa mejor que otra, o… por, sencillamente, ser dependiente y cliente.

Pues bien. El post de hoy va dirigido a tod@s aquell@s que, por razones que no vienen al caso, o que me importan un carajo, tienen muy patentes en su vida un increíble complejo de inferioridad, que no son felices, que, en definitiva, son un@s vívoras, y aprovechan este tipo de situaciones para alimentar a su ego, darse a notar y, en gran parte, quedar como auténticos «gilipollas». Voy a relatar, y aprovecho para desahogarme, el caso de ayer:

Cajero: Hola buenas tardes.
Client@: Mira, para que me lo lleven a mi casa esta tarde. Que vivo aquí al lado mismo, según sales de la puerta, dos calles más abajo.
Cajero: Voy a consultarlo. Un segundo.
– Llamada a responsable para consultarlo –
Cajero: Tengo un/a cliente que quiere que le llevemos la compra esta tarde a domicilio. ¿Se puede todavía?
Información:  No, ya no es posible. Para poder llevarlo a domicilio tiene que estar el ticket cerrado máximo una hora antes de la franja horaria. La franja empieza a las 6, son las 5:30, por lo que ya no es posible llevárselo hoy.
Cajero: Gracias.
– Conversación en línea de cajas –
Cajero: Disculpe, pero hoy no vamos a poder hacerle el servicio a domicilio, porque hay que tener el ticket cerrado una hora antes del tramo, que es de 6 a 9, y ya son las 5:30. Lo siento mucho.
Client@: -dirigiéndose a acompañante- Te lo dije! Mira que te lo dije! Desde que lo vi sabia que este incompetente me iba a hacer la jugada. ¿Ves aquella chica? Esa niña seguro que no me hubiese hecho este feo que me estás haciendo. Ella si que trabaja bien, no como tú, que mira como estás pasando la compra. Que no tienes sangre! Mira tu… Mira como coge las cosas… Por favor! Pero si es aquí mismo!! Ya me ha pasado otras veces y me lo han llevado, pero como tú estas aquí para pasar el rato, lo haces todo automático y te da igual todo… Deberías estar en el paro y que contratasen gente que de verdad les gustase el trabajar.
Cajero: Disculpe, pero yo me limito a transmitirle lo que me dicen desde el servicio a domicilio. Así es la normativa para todos los clientes. Y creo que yo no le he faltado al respeto ni he entrado a valorarla, por lo que le pido que me trate usted a mi con el mismo respeto.
Client@: ¿Yo te he faltado el respeto? ¿Yo te he faltado el respeto?! Lo que me faltaba por oir… Encima que me hace la jugada me dice que le falto el respeto! Pásame la compra ya y haz tu trabajo, que no tienes sangre. Mira tu… Por favor… Cómo coge las cosas!
Acompañante: Cállate ya… No es culpa del chico, es culpa de la empresa esta. Cállate, coge la compra y vámonos.
Client@: Si claro… Si este tuviese un poco más de interés en su trabajo me resolvería la papeleta, pero como le importa una mierda, no va a mover ni un dedo por el cliente, que siempre tiene la razón. 
Cajero:
Son 82 con 20. ¿Tarjeta de puntos?
Client@: 
Toma, cóbrate ya.
Cajero:
 Disculpe, le faltan 2€ con 20 céntimos.
Client@:
Encima con impertinencias. Toma, cóbrate de una vez y dame una bolsa más.
Cajero: 
Aquí tiene su vuelta. La bolsa son 5 céntimos.
Client@: 
Encima me cobra la bolsa……..
Cajero:
Muchas gracias, que tenga una buena tarde.
Client@: 
-murmullos alejándose-
Siguiente clienta: 
La verdad que te admiro, mi niño. Yo no se si era un hombre o una mujer, pero mira que tienes que aguantar gente trastornada.
Cajero: 
A mi me da igual lo que sea, la verdad. Pero no sabe usted bien lo que aguantamos, señora. No lo sabe usted bien…

En caja estamos para ayudar al cliente. Colaborar no cuenta nada.

En caja estamos a tu servicio. Colaborar no cuenta nada.

A mi, sinceramente, me da igual la valoración de la gente. Quien me tiene que valorar es mi responsable. Y creo que, en mi puesto de trabajo, no doy malos resultados y soy eficiente. Si no fuese así, ya me hubiesen llamado la atención, digo yo. Lo que me toca la moral de forma desorbitada, es la falta de respeto de ese «ser» hacia un empleado que se limita a cumplir la normativa de un establecimiento. Por ser yo el cajero y tú el cliente, no significa que seas superior a mi, ni mucho menos. Gracias a nuestro trabajo, a todos lo que desempeñamos nuestra tarea en el hipermercado, tú puedes comer. Yo, educadamente te he saludado, te he atendido, he hecho los trámites correspondientes. Pero si el resultado que has obtenido no es el que tú querías, pues te aguantas, las normas son las mismas para tod@s l@s que entran y salen del establecimiento. Y si no te gusta, pues te jodes, no descargues con el empleado que desempeña su labor como mejor puede.

Pero es que este es sólo 1 de los miles de casos que se dan a diario. Gente incivilizada, que ve que estas tramitando una compra de dos carros para un servicio a domicilio y se queja porque eres lento (cuando eso lleva su tramitación). Gente altiva, que cuando le pides que te muestre su DNI para poder cobrarle con tarjeta te dice que tiene chip (cosa lógica porque el 99% de la tarjetas ya lo tiene y, a parte de tener una, paso cientos al día), le dices que si, pero que es por su seguridad. Y te replica que tiene PIN (ohhhhh!!!!, hemos encontrado la clave para la seguridad mundial, un código de 4 numeritos que nos protege de todos los males), pero tu le explicas: sí, tiene PIN, pero si yo le cojo la tarjeta a mis padres, a un amigo, a mi pareja o robo alguna y me se el PIN, puedo pagar con ella sin ser el titular de la misma, porque no me identifico. Y te reprocha: «como les gusta tocar los huevos…».

Sí, me gusta mi trabajo, me lo paso bien, es, incluso, divertido en cierta forma. E igual que digo lo malo, digo lo bueno también, hay clientes que merecerían tener su propia placa conmemorativa con lo simpáticos y colaborativos que son. Pero deberían de adjudicarnos el título de Doctor Honoris Causa en Psicología y Psiquiatría por tener que resolver tantos y tantos casos de trastornos metales, inferioridades e inseguridades que tiene esta sociedad.

Se que de todo tiene que haber. Pero, parafraseando a una amiga, debería haber «Napal… napal para todos ellos!!!». Gracias a que tuve apoyo externo posteriormente al desgraciado suceso y consiguió que me subiese la moral, que si no… 🙂 Gracias!

En fin… Seguiremos informando.

PD: Perdón por el tostón, pero tenía que contarlo

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